Manel Zabala, escritor, estuvo en Jalisco como invitado de honor de un taller literario de Zapotlán el Grande y para participar en una charla sobre la Nueva Narrativa Catalana. Habló con VISOR sobre su nueva novela.
Talía Zapeda Ponce • Guadalajara • Público, Visor.
Es una rata de ciudad, pero también es medievalista: filólogo con especialidad en Literatura occitana de la Edad Media, del siglo XII y XIV. Es Manel Zabala, novelista catalán, un joven escritor de amplia originalidad y vena narrativa gorda, que además es traductor, periodista y un estudioso de la cultura occitana.
El autor de Paella mixta (Arlequín) conversó con Visor sobre los rasgos que develan las letras catalanas actuales, su técnica de escritura y algunos secretos profesionales.
¿Cuáles son los rasgos principales de la actual literatura catalana?
El cuento es muy poco recurrido en España, se considera como un género menor; en cambio en Cataluña es un género muy trabajado. Se tratan de relatos con estilo desacomplejado; hay escritores catalanes que vivieron en México durante la Guerra Civil, y cuando regresaron contaban con otro contexto que les fue útil para escribir cosas distintas; sin desprestigiar al resto de la literatura española, que es esclava de su tradición, los autores no van a asumir riesgos. La literatura catalana sí se arriesga porque sus circunstancias cambiaron; no es que no tenga pasado, es que este pasado ya tenía muy poco qué ver con las personas.
Las calles y los lugares de Barcelona se han vuelto referentes frecuentes en las letras catalanas, ¿a qué lo atañe?
En mi caso porque soy una rata de ciudad; he viajado mucho, pero sé que soy de ciudad. Además, la literatura catalana intentó mostrarse como una literatura moderna; por eso miró a la ciudad y despreció el campo. La mayor parte de Cataluña es urbana. Yo vivo en Barcelona, pero nací y crecí en el ghetto. Lo comparo con lo que pasa en Francia, donde la literatura está saliendo de los suburbios, porque sus creadores no son esclavos de Baudelaire o de Voltaire. En las barriadas vemos muchas más cosas…
En el cuento “Gramática intravenosa” plantea la superioridad del narrador contra el poeta. ¿Está peleado con este género?
Se trata de un juego, para mí todo relato tiene que pasar la prueba de la oralidad. Lo que intento hacer cuando escribo, es que la literatura no se note, que se note la historia pero que no se note el escritor. Antes de publicar todos mis relatos, los leo en público; de esta forma puedo ver si hay un momento en el que cae la atención de los escuchas, y así sé que hay que pulir esa parte.
Escribir es horrible, es un trabajo muy arduo. No es divertido escribir, quien diga que se divierte es un mal escritor. Yo sufro y además toma mucho tiempo, son ocho horas para poner una coma y cinco minutos para quitarla.
En ese cuento en especial hay algunos personajes que son reales, y lo escribí porque me gusta provocar. Quería humillar un poco a los poetas que les gusta Reiner Maria (Rilke), un autor contra el cual no tengo nada, que en ese momento me pareció divertido. La literatura también tiene que ser un juego. Pero vaya, yo soy medievalista y me gusta la poesía, de hecho me di a conocer como poeta.
¿Piensa que las letras no deben de ser eruditas?
No, deben ser eruditas pero también accesibles. La literatura de consumo debe existir, uno no está siempre leyendo el Ulises de Joyce. A mí me gusta leer de vez en cuando un cómic, a veces sólo busco algo que me divierta y ya.
¿A qué escritores mexicanos contemporáneos lee?
El autor mexicano más de moda en España es Sergio Pitol. Y un descubrimiento que hice fue Dante Medina.
¿Ah, sí?
Lo descubrí porque hizo una presentación en Barcelona, tiene gran sentido del espectáculo y sus relatos son perfectos, me gusta su estilo. Es un autor que parece que te habla a ti y que lo escuchas como si lo tuvieras al lado.
¿En qué idioma es mejor leer? ¿Catalán o castellano?
En los dos. Uno tiene que leer cuantos más idiomas mejor. No hay diferencia; aparte de los conflictos políticos, una lengua es un vehículo de comunicación.
En breve
¿Tiene un libro favorito?
Hay varios libros que son mi libro: El Roman del flamenco, un libro occitano que por fin verá la luz en catalán y en castellano, gracias a que convencí a un buen editor que este libro es imprescindible. El Apocalipsis es otro. La Biblia es un libro que todo mundo debería leer, toda la cultura viene de allá. Yo soy ateo, para mí la Biblia es literatura. Cien años de soledad, ya sé que es el libro que cita todo mundo, pero es que es una maravilla; y también he leído muchas veces, en versión catalana y occitana, Crónica de una muerte anunciada, existe una buena traducción al occitano.
¿Y algún título que no recomiende en absoluto?
Las cartas a un joven poeta, de José María Rilke, ese es un libro que no recomiendo a nadie. Y no me gusta Neruda, lo siento.
¿Que está leyendo ahora?¡Es terrible! Un libro de cocina medieval. Estoy haciendo la traducción al castellano, cuando te dedicas a la traducción tienes que leer cosas de interés profesional. Pero en mis lecturas personales siempre tengo unos cuatro libros en danza. Ahora leo todo lo que encuentro sobre hombres lobos de manera excesiva, me estoy documentando para escribir mi próxima novela
Próxima Novela
Migración, trabajo basura, relaciones de pareja, la mafia inmobiliaria española y la migración a Barcelona son algunos temas que incluirá su próximo trabajo y adelantó un poco del argumento.
“La desgracia llega de una maldición malhecha. Una chica latinoamericana llega a Cataluña con estudios de sociología y termina trabajando en un canal de televisión local que ofrece sexo y tarot. Definitivamente los hechizos europeos no son lo suyo: confunde filantropía con licantropía y el resultado es una persona convertido en un hombre lobo filántropo, que sufre desmesuradamente cuando mata a sus víctimas, que un día descubre que hay algunos seres despreciables de la sociedad a los que está bien matar pues el mundo es mejor sin ellos”.
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